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El estallido actual de las teorÌas sociolÛgicas no sÛlo tiene que ver con la historia de las ideas, sino que se inscribe dentro de una profunda mutaciÛn social que nos conduce al abandono de la representaciÛn cl·sica de la sociedad, esa que la concibe como un orden en el que podemos identificar la acciÛn social con las "leyes" del sistema. De hecho, eso que llam·bamos "la sociedad" ya no puede reducirse a un sistema integrado, un modo de producciÛn y un Estado-naciÛn. A partir de ahÌ, el propio objeto de la sociologÌa cambia: debe describir "experiencias sociales", es decir, las conductas individuales de cada uno de nosotros. ?stas combinan varias racionalidades y varias lÛgicas, y se manifietan como la yuxtaposiciÛn de las pertenencias comunitarias, los c·lculos de mercado y las exigencias de la autenticidad individual. El ?nico principio de unidad de la experiencia social es el trabajo sobre sÌ mismo que cada uno persigue para, de ese modo, poder percibirse como autor de su propia vida.