Nadie pierde: la guarda y custodia compartida

Los conflictos de pareja suelen ser los más difíciles de afrontar debido a la carga emotiva que conllevan que hace complicada su gestión adecuada. No obstante, este tipo de conflictos suele agravarse con la existencia de hijos. En cualquier caso, el interés superior del menor, debe prevalecer ante todo. Debe inspirar la actuación de los poderes públicos y de las propias partes. La delicadeza con que debe ser tratado el tema parece que, en ocasiones, se diluye en las desavenencias entre los progenitores. Es evidente, que el cese de la convivencia de los progenitores e incluso la alta tensión que este tipo de conflictos, genera en los menores de edad un grave impacto negativo en su desarrollo personal e intelectual. El desapego con uno de los progenitores puede provocar situaciones negativas en la normal evolución de los menores. Tradicionalmente, el cuidado de los hijos era encomendado a la madre en la mayoría de las ocasiones. Tras la reforma del derecho de familia, en 2005, la tendencia es la atribución compartida o alterna de la guarda y custodia. Sin embargo, la práctica judicial, demuestra que no es la opción más utilizada pero sí es la más recomendable para la salvaguarda del interés superior del menor, en la mayoría de los supuestos. Cierto es que cada relación es diferente y que no podemos considerar una sola vía, puesto que habrá que estar a las circunstancias concurrentes en el caso. Pero la custodia compartida, debe ser tenida en cuenta como una opción tan válida como cualquier otra. Con este estudio, se pretende potenciar la utilización de este instrumento jurídico que el derecho nos brinda y que aporta grandes beneficios a los progenitores y, sobre todo, a los hijos menores de edad.