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Las doctrinas de Cesare Lombroso marcaron durante años las polémicas sobre la naturaleza del delito y del delincuente. Plantear que el delincuente tiene algunas características morfológicas y psíquicas que lo determinan y predisponen a su comportamiento como individuo, fue objeto de apasionados debates en la época. La escuela positiva, de la que Lombroso es uno de sus máximos representantes y su concepción de la antropología criminal influyeron en la aproximación de la psiquiatría y medicina al derecho penal. Apareció así la idea de que el delincuente podía actuar determinado por factores hereditarios o causas fisiológicas antes que por el contexto social donde vive.