ANA Y LOS SIETE

Los Lunes por la noche, en franja horaria de máxima audiencia, TVE nos obsequia con la serie "Ana y los siete"
La acción de la serie se desarrolla en una gran casa , propiedad de un viudo rico ( Fernando) al frente de una prole numerosa , cuya educación atiende una niñera ( Ana, la protagonista de la serie)
Una tercera persona (Alexia) irrumpe en el casi matrimonio de Ana y Fernando (el trabaja mientras ella cuida a los niños, cumpliendo materialmente las funciones matrimoniales más clásicas) intentando arrebatar al mismo de los encantos de Ana. El servicio de la casa lo forman una pareja de criados: El primero un inusual lacayo y asistente ,la segunda ejerce de cocinera.

El eje argumental de la serie estriba por una lado en la relación entre Fernando y éstas dos mujeres , así como , por contraste, en las historias del "servicio". Una breve nota previa sobre Fernando: Es rico de toda la vida (hereda la empresa de su padre) . Fernando el señor de la casa, es el pretendido por ambas mujeres. El ego del macho español queda totalmente atendido por ésta situación. Alexia, caracterizada como una vulgar buscona que utiliza todas las artimañas posibles para destruir el matrimonio funcional de Ana y Fernando, no ceja en sus intentos. Con Ana la relación es aparentemente diferente . Pero es sólo apariencia . Él puede tener cierta tenue preferencia hacia ella, que no se materializa al existir una ilimitada serie de malentendidos. Ella tampoco expresa su preferencia de forma explícita pero si, claramente, de forma implícita. (queda claro en la serie que si tu me dices ven...) Como antes habíamos apuntado Ana trabaja en casa educando a los niños: Estamos pues ante una pre-ama de casa . Además los niños la adoran. Por el contrario Alexia no sabemos que hace fuera ¿quizá trabaja de forma independiente? Los niños no la desean. El duelo desigual está servido. La pareja resultante será pues la formada por el hombre que trabaja en sus negocios junto con la mujer que atiende a los niños . La mujer externa, peligrosa, queda neutralizada.
Pero queda un problema en el que ustedes no habían reparado: Ana no es rica. Si , como se lo digo . Corremos el grave riesgo de que nuestro conservador macho ibérico rico desde antes de los tiempos, se case con alguien de desigual condición. ¡No!
Ante ésta posibilidad el guionista reacciona y nos avisa que Ana ha heredado de un pariente lejano. En la búsqueda de su familia perdida Ana no encuentra a sus parientes pero si encuentra la herencia de sus parientes. Ya es rica .El camino hacia la formación de la pareja conservadora perfecta donde ambos comparten status y el varón trabaja mientras la mujer se ocupa de la casa y los niños , está totalmente despejado .

Una historia paralela circula por la casa . La historia del servicio. Estructuralmente suele presentarse en pequeños "sketchs" que interrumpen, para relajar, el eje principal de la serie . Es, desde el inicio, una narración secundaria y subordinada. El argumento de las historias de los criados es el de un romance nunca consumado entre el criado( Bruno) y la cocinera ( Manuela) así como algunas escenas de relación con los "señores".
Podemos leerla por contraste. Si comparamos al señor de la casa con el criado sirviente, inmediatamente vemos grandes diferencias: Mientras el señor es pretendido por varias mujeres, el sirviente apenas consigue enamorar a la cocinera. Además las mujeres de clase alta son mucho más guapas que las mujeres modestas. El éxito económico implica también éxito sexual .
El coeficiente intelectual del servicio (Bruno y Manuela) es lamentable: Son descritos prácticamente como subnormales. De hecho me parece quizá el aspecto mas reprobable de la serie y que debiera haber generado más críticas. La descripción de las clases humildes realizado por Ana y los Siete es casi un insulto. El éxito económico está justificado: Los ricos son listos y los pobres, tontos de solemnidad.-
Los señores tienen vida externa a la casa: Tanto de Fernando como de Ana sabemos que les pasan cosas fuera. En cambio nada sabemos de la relación del servicio con el exterior; están atrapados en la casa de la que forman parte, casi como si se tratara de muebles. Ésta situación queda reforzada por el uso de uniforme, que solo llevan los sirvientes, en permanente recuerdo de su condición y en contraste con los miembros de la otra clase social.
Es curiosa también la relación entre "señores y servidores" dentro de la casa . Aparentemente es perfecta y dulce: Se hablan educadamente, desenfadadamente, no hay roces, comparten espacios (básicamente la entrada y la cocina no vayan a creer) etc. Hay buen rollo. Pero no se engañen: el criado no tiene horarios , no para de llevar maletas, servir cafés, abrir puertas, hacer camas... Y la cocinera lo mismo. Y aunque ése buen ambiente parece circular enmascarando la relación de fondo, la obediencia es ciega y total. Incluso precapitalista, para caer en la relación servil que tanto agrada a algunos. Por supuesto tampoco la pareja de servicio se permite ninguna crítica, ni siquiera un comentario que exprese, por ejemplo, cansancio. Los criados no hablan de eso, sino que están permanentemente encantados con su estupendo trabajo y agradecidos al señor que les permite tenerlo. Es la clase trabajadora perfecta: Tontos, agradecidos, sumisos. Veinticuatro horas de servicio. Irrompibles.

Carlos Marx decía que la religión es el opio del pueblo. Hoy podría sustituir perfectamente religión por televisión. Con su poder difusor expande las ideas de los que la gobiernan al conjunto social , en éste caso con especial énfasis en jóvenes y niños.
No se engañen : Ana y los siete es cualquier cosa menos un inocente programa en la noche de los Lunes.


Salvador Vives López